domingo, 27 de febrero de 2011

Acá el que no corre vuela

   Un domingo me encontré con unos amigos en un bar de la zona de once, en plena ciudad de buenos aires. La flaca llegó antes y mientras esperaba se tomó un café con medias lunas. Los demás llegamos un rato más tarde y cada uno pidió lo suyo. Ella tenía que hacer una llamada y se fue antes. Nosotros nos quedamos charlando un rato y luego pedimos la cuenta.
–Son cuarenta y cinco pesos.
–¿Cuánto sale el café?
–El café sale siete pesos, despues son diez de esto, diez de lo otro… y la chica me debía catorce.
–Ah… bueno –dice uno con cara de que los números no cierran–, y le paga luego de recolectar la plata.
–La hizo bien –digo yo riéndome–. La flaca nos dejó pagando, literalmente.
Salimos y a las pocas cuadras nos reencontramos con la flaca.
       –¿Qué bien eh, a vos te parece?
La flaca no entendía nada:
      –¿Qué? ¿De qué están hablando?
      –Te olvidaste de pagar el café flaca, no te hagas.
      –¡Como! ¡Si yo pagué apenas me lo trajo! ¡Es lo que hago siempre!
Antes de que podamos decir nada más, salió casi corriendo. No quiero imaginar lo que le habrá dicho. La flaca es muy calentona y mal hablada como pocas.
Al ratito volvió con la plata y una sonrisa siniestra dibujada en la cara.

Moraleja: si vas a tomar un café que no te tomen de boludo.

2 comentarios:

Romy dijo...

jajaj mortal!! avisa dónde es.. así no vamos jamás! por aprovechadores jaja

Vir dijo...

Hay que exigir la cuenta..un ticket, o algo...o al menos la carta..para ver que no te estén estafando..